Lecturas

Nada (Carmen Laforet)

Fragmentos comentados

3. Contenido


Este texto recoge con trazos rápidos los momentos finales en la calle Aribau y los pensamientos de Andrea sobre esas últimas horas. La estructura interna responde a un esquema claro:


    a) La protagonista se acuesta sin querer pensar más en su familia.
    b) Recuerda un pasaje esencial de la carta de Ena.
    c) Siente la emoción del próximo viaje, por eso apenas duerme.
    d) El chófer llama silenciosamente y ella se va sin despedirse.
    e) Al bajar las escaleras reflexiona sobre su pasado reciente.


Andrea pasa la noche casi sin dormir por la emoción de su partida, un viaje que realiza con todo el lujo de la familia adinerada de Ena, pero que es más que un desplazamiento, es una nueva página que se abre en su vida. El mundo sórdido que deja atrás tiene como epicentro la casa familiar de la calle Aribau, allí han transcurrido las cuatro estaciones del año en consonancia con sus sentimientos, allí ha conocido las miserias de una familia peculiar, liderada por el tío Román, y formada por miembros que le provocaban todo tipo de ansiedades. Salir de esa casa es, como se ve en el propio texto, una especie de excarcelación: “pero aquella partida me emocionaba como una liberación.”. Allí deja también sus frustraciones y fracasos: “Me marchaba ahora sin haber conocido nada de lo que confusamente esperaba: la vida en su plenitud, la alegría, el interés profundo, el amor”. En efecto, no llega a la plenitud que ella esperaba, ni a las metas que se había fijado, especialmente las relativas al amor, sea familiar (desencanto de Román) o de pareja (decepción de Pons). Su marcha se produce con la emoción de quien cree que va hacia una etapa mejor y deja atrás algo que aparentemente no le ha servido para madurar. No obstante, las últimas palabras del texto son muy significativas, puesto que denotan que la experiencia adquirida en el año de estancia en Barcelona sí le han servido en la formación de su personalidad: “De la casa de la calle de Aribau no me llevaba nada. Al menos, así creía yo entonces.”. Se puede deducir, por estas palabras, que en el momento de escribir la novela, la protagonista –y acaso Carmen Laforet- sí ha incorporado a su forma de ser el cúmulo de experiencias, sufrimientos, frustraciones y soledades que se transcriben en la novela y que ya son parte importante de la historia de su vida.


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