Lecturas

Nada (Carmen Laforet)

La crítica

4. El premio Nadal


"Pocos escritores han podido irrumpir al campo de la literatura con más favorables auspicios que Carmen Laforet, meteóricamente revelada por el «Premio Nadal» —en la primera ocasión en que se concedía— de 1944. La novedad y cuantía, entonces inusitada, del premio y la sorpresa de que se tratase de una mujer —de una muchacha casi—, cuando apenas si en nuestras letras recordábamos de hembras que escribiesen (muy lejos aún de la asombrosa proliferación femenina de los años posteriores), se sumaban al general deseo de asistir al nacimiento de escritores españoles, después de aquel paréntesis de natural silencio que había sucedido a la tajante peripecia de nuestra guerra. (...) Nada, de Carmen Laforet, se vendió, en cambio, como el pan, hasta el punto de que pocas novelas españolas se habrán vendido tanto. Con ella, pues, se lograba el milagro de que la novela española se convirtiera hasta en un claro negocio editorial, y ella fue la que acostumbró a nuestro público a la idea de que volvía a existir una novela española, y le tornó a la perdida costumbre de comprarla. (...) Por eso, siempre he creído que si Nada hubiese poseído un valor mucho más bajo, el triunfo y la difusión de aquel primer «Nadal» hubieran sido idénticos. La sospecha de que todas aquellas circunstancias únicas estaban convirtiendo la calidad de Nada en un tremendo tópico, me condujo a pensar entonces, a raíz de mi primera lectura de la novela —y así lo dije muchas veces—, que se estaban desorbitando manifiestamente las cosas. Después, al enfrentarme de nuevo con el libro, he comprendido que la apreciación popular fue, en líneas generales, justa, y que Nada es un estimable relato; no —en manera alguna— como muchos entonces afirmaron —y la rutina ha consagrado luego— un libro excepcional, pero sí una novela importante. "

Alborg, JL. (1958). Hora actual de la novela española. Tomo I. Madrid: Taurus. P.133


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